Ubicado a 180 kilómetros de Río de Janeiro, con aproximadamente 8 km de extensión y con una población de alrededor de 20.000 habitantes, la península de Búzios es bañada por las corrientes marítimas de la Antártida y de Brasil.

Al norte, Búzios ofrece playas de mar calmo y aguas cálidas, como Tartaruga, Azeda y João Fernandes, mientras que al sur las playas son en general de mar abierto y aguas un poco más frías como Geribá y Tucuns, con algunas ensenadas como Ferradura y Forno.

Su geografía es muy particular y se parece más a una isla.

Alberga restaurantes típicos e internacionales, un impecable campo de golf, shows y clubes nocturnos, hoteles y posadas, y hasta un festival de cine.

Conservando la arquitectura original, en Buzios pueden verse viejas tejas de barro, construcciones de madera rústica y la famosa Rua das Pedras, donde todo este tradicionalismo convive con la sofisticación y lo moderno, haciendo de Buzios un lugar magnético y diferente.

Una de las playas más atractivas es Ferradura (herradura en portugués) que, como su nombre lo indica, tiene la forma de una herradura que envuelve las aguas cálidas de color turquesa.

Alrededor, la arena clara y los morros (pequeñas montañas cubiertas de vegetación) sirven de centinelas. El mar, por su parte, es tan tranquilo que permite nadar como si se tratara de una piscina gigante.

Quienes prefieran el movimiento y las olas, podrán optar por Praia Brava, del otro lado de la bahía, donde se puede practicar surf y otros deportes acuáticos. A diferencia de las anteriores, Brava tiene una extensión más grande de arena y el paisaje es más abierto.

Independientemente de la elección, ya estando en la playa hay cosas que no se deben dejar de hacer. Por ejemplo, tomar una caipirinha, bebida típica de Brasil hecha con cachaza o vodka, limón y azúcar (es bueno saber que después de la segunda será difícil mantenerse de pie).

Tampoco se pueden dejar de probar las típicas castañas del cajú, una fruta seca que se produce en cantidad en la zona, y menos aún pasar por alto los camarones, ostras y langostas, que ofrecen simpáticos vendedores que van y vienen sin parar.

Las actividades, ya en la posada, dependerán de la que se haya elegido. Lo cierto es que hay de todos los precios y calidades: desde pequeñas habitaciones con refrigerador y desayuno brasileño, hasta grandes complejos con diferentes piscinas, entretenimientos, restaurantes y spa.

Durante el día, además de visitar las 23 playas, se podrá tomar alguno de los paseos en barco. El más popular es uno de media jornada que permite apreciar varias de las principales playas, así como bordear la isla Feia y bañarse en sus aguas cristalinas, las más claras de la zona.

A bordo de la embarcación habrá baile, caipirinhas, frutas tropicales y mucho pero mucho humor por parte de los tripulantes.

Para los más jóvenes, después llega la hora de los tragos o la discoteca. En ese rubro, lo más recomendable son los bares frente al mar, donde además de apreciar la playa se puede escuchar el continuo ir y venir de la marea, que balancea a su paso los pequeñas barcos de pescadores que se estacionan frente a las calles del centro.

La mayoría de los establecimientos cuenta con pistas de baile, luces de última generación y DJ destacados que le ponen ritmo a la noche larga.

Búzios - Buceo	Búzios - Rua Das Pedras